canción de cuna

¿Recuerdas aquellos años
cuando separaba las ramas del abeto
y acompañaba a mi madre al mercado
para comprar el musgo con las indígenas formadas sobre el piso,
cuando me acercaba a esa figura de porcelana
y entre los niños la arrullábamos antes de llevarla al nacimiento,
cuando la familia se reunía porque tu hijo había nacido
una vez más en la Tierra?
¿Lo recuerdas, Padre,
cuando alzaba la mirada para verte junto al sol,
cuando te preguntaba, entre lágrimas, por qué los centuriones
daban latigazos mientras tu hijo cargaba la cruz,
cuando mi alma se sentía abandonada después de las tres de la tarde
porque el mundo se quedaba a merced de los demonios;
y cuando, tras la misa de media noche,
celebraba la resurrección?
Esos días, Padre, no vuelven
como no vuelve la culpa por olvidar las oraciones
o el deseo de disolver una ostia en la boca;
se fue el hábito de calmar la angustia con un salmo,
y hablarte por las noches imaginando que escuchabas.
Creí que el mundo sería mejor así
sin reclamarte cada vez que la maldad se apoderaba de todo.
Por eso ahora que mis hijos caminan sin temer tu ira,
sin alzar la cabeza buscando aprobación,
o respuestas a la enfermedad y la muerte,
una parte de mí sabe que los traicionó
pues caminan sin conocer esperanza alguna
y como a ti, no la necesitan.
disfruta el sueño...
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