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Premian a La Rabia antes de concluirse


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El proyecto que actualmente desarrolla el escritor Rafael Tiburcio García, titulado La Rabia, recibió un estímulo económico del Foecah. La que será una novela, trata acerca de los pecados capitales y la adolescencia.

2010-10-09•Cultura


El escritor Rafael Tiburcio García. Foto: Carlos Juárez

Los pecados a través de la mirada juvenil y la destrucción del entorno por un descontento que se manifiesta después en la autodestrucción personal, son los referentes que el hidalguense Rafael Tiburcio García plantea en su novela Rabia, proyecto actualmente en desarrollo que fue beneficiado con un estímulo económico del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo (Foecah) en su emisión de 2010.

El escritor habló de los detalles de su obra, pensada para ser de largo aliento, y la cual lleva tres cuartas partes de avance. Dijo que es un proyecto que empezó llamándose El Reloj y tiene sustento en los pecados capitales.

“Quizá más adelante, por cuestiones de derechos de autor, el título cambie en el mismo sentido; pensé en ponerle Ikari, que significa coraje o rabia en japonés, porque el personaje está muy ligado con la cultura pop nipona y al fenómeno del animé, por una serie de los años 90 que se llama Evangelion”, explicó.

El argumento de la novela es muy sencillo, según el creador: son unos muchachos inmersos en la era de la información, que se aburren y empiezan a proyectar instalaciones artísticas, pero en algún momento estas instalaciones comienzan a ser cada vez más y más vandálicas y traspasan lo que sería la mera provocación y terminan de lleno cometiendo delitos, ese paso de las bromas al vandalismo y después al terrorismo.

También hay una historia de autodestrucción personal, “un cierto intento de mi parte de construir la novela de modo que sea como una metáfora en la que cada uno de los siete apartados que la componen vaya construyendo el piso de un edificio, de manera que la novela se construya sobre esos pisos, los cuales llevan el nombre de pecados capitales y de los demonios que, según la clasificación medieval de Binsfield, son los rectores o regentes de estos pecados”.

Tiburcio detalló la estructura de su libro: “Iniciamos con Asmodeo, que es la lujuria, y la novela empieza en ese tono, un poco fuerte y pornográfico. Continúa con la gula, precedida por el demonio Belcebú, y habla no sólo de la comida, sino de drogas; este segundo apartado se centra en la drogadicción en adolescentes. Después viene la avaricia, precedida por un demonio que se llama Mammon, donde aparece el inicio de los proyectos artísticos de los muchachos”.

”Posteriormente se encuentra Leviatán, que precede la envidia; ésta es representada por una mujer que desea la vida del personaje principal, llamado Neko. Luego viene Amón, el demonio de la ira, que es la parte medular de la novela, donde aparece el terrorismo y se desata cierto caos. Después está Belfegor, el demonio de la pereza, apartado donde el personaje, al ser melancólico, hace un examen muy a conciencia de sí mismo, del cual no sale bien librado”, agregó.

”El último apartado o piso de este edificio es el precedido por Lucifer, que es el pecado de la soberbia. La novela termina así, de manera que todo el edificio se cae y los personajes se ven en la necesidad de escapar de la ciudad al verse descubiertos”.

Rafael Tiburcio fue publicado por la editorial Etcétera de Chile, durante 2008, con poetas de la región de Concepción y escritores pachuqueños.

Claves

Influencias

• El escritor Rafael Tiburcio contó que en los tiempos medievales la pereza estaba asociada con la tristeza. Argumentó que la melancolía era considerada como un pecado y ese aspecto buscó rescatarlo en su obra.

• Asimismo relacionó las influencias que relata en su novela con clásicos de la literatura como los libros de Naranja Mecánica, Trainspotting, El club de la lucha, así como Azul casi transparente.

• Consideró que un libro se puede escribir en un año –en referencia al tiempo que dura el apoyo económico del Foecah–, si se tiene la disciplina suficiente. Además buscará concursar en certámenes internacionales.
Pachuca • Diego Castillo


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