en mis días

Nunca debo rebajarme a contestarle a un crítico... me repito este mantra de Truman Capote hoy que se ha vuelto tan necesario. Nunca escribas obras "criticables" o "para críticos" porque es como darle a oler flores a una persona resfriada (éste no me acuerdo de quién es pero lo leí vagando por Blogueratura), por eso los artistas no somos críticos ni los críticos artistas; agua y aceite, la labor de los artistas deja huella en el tiempo y en las personas, mientras la crítica escasamente deja... bueno, deja nada ¿un poco de rigor acaso? y un montón de artistas que desean ser el pasto de su voracidad carroñera, que no definen los límites entre los procesos que llevan a uno y otro a formar su obra: el crítico intenta la objetividad, la historia, busca depurar el gusto de la gente; en cambio, el artista es libre de saltar de sus demonios a las sombras sociales, puede o no ser objetivo y vagar entre las fronteras de los sueños y los miedos, entre la lujuria y la disertación... pero el artista-crítico no es nada, es el típico anónimo que gana premios y dinero, hace felices a las revistas de análisis y no deja huella en ninguna mente sencilla, no acerca, no universaliza, no difunde, sólo alimenta su objetividad y eso lo hace creerse mejor artista y mejor crítico, sin ser ninguno de los dos...

A la mierda con la crítica, prefiero el arte, no puedo ser juez y parte, como dijo un amigo "Si a alguien tienes que darle tus escritos para que los critique que sea a otro escritor". No voy a contentar a nadie más, voluntariamente... no volveré a escribir un "buen" poema (de todos modos no lo he escrito nunca) pero me voy a divertir... esa también es una cita, pero olvidé su autor...

disculparán el tono trémulo pero estoy en mis días, es primavera y me ha ido un poco mal...