divinidad pueril

Con motivo del día del niño, presento un pequeño adelato de lo que traerá idiosingracia esta semana (corregida y au mentada)... disfrútenlo...

No hay fuerza más grande, más bella y hermosamente incomprensible para el niño que la imagen de la divinidad, por eso no cree en ella, porque no es más que una idea vaga e incongruente de miedos y castigos, imaginar que un ser incorporeo, o en el mejor de los casos un señor barbón que vive entre nubes mira tus actos y escucha tus pensamientos y los juzga con dureza, carece de toda lógica, aún más cuando este supuesto padre amoroso no duda en someter a su hijo a un calvario (literalmente).

Para el niño, Dios no es más que el retrato amplificado de sus padres y no al revés como normalmente se piensa, y será muy necio imaginar que somos la efigie de Dios para nuestros hijos, su facsimilar miniatura.
Por eso la mejor edad para acercar al humano a Dios es la infancia, pues de esta manera se nos crea un concepto pueril e incompleto, supersticioso, fetichista y lleno de temor e incomprensión... que al crecer inculcaremos a nuestros hijos.

disfruta el sueño...