Indisciplina podcast

confección de ultraje a la medida

Mientras escucho Space Lion de The Seatbelts, parte de la banda sonora de Cowboy Bebop (¿Así o más otaku?) recuerdo una cuestión que me atormenta desde el 22 de diciembre pasado, mi literatura se ha entristecido: mis recursos creativos han subido su precio en los mercados internacionales y mis textos requieren un urgente subsidio antes de devaluarse.

Ahora suena Björk y creo que regresaré al beat de Space Lion... o de otra manera no alcanzaré feeling que requiero... aunque quizá, y sólo quizá, las voces de un montón de expertos tratando temas educativos (doce horas de estúpidas conferencias que debo digitalizar por capricho del secretario de educación) pueda deprimirme lo suficiente como para exponerme.

Platicando con los poetas del colectivo Tomatian, sus inquietudes, escuchando y corrigiendo sus figuras, sugiriendo imágenes más adecuadas en sus versos, me doy cuenta de lo distinto y dificil que es pretender ser, al mismo tiempo, poeta y crítico, y peor aún, al aplicarme ese mismo ojo crítico, al revisar mi obra poética y narrativa (el ensayo, la nota periodística y la columna idiosingracia, no los cuento porque nunca han sido mi fuerte literariamente: el ensayo debido al hecho de que principalmente son pedagógicos y muy sintéticos; la nota periodistica debido a que es una escritura maquinal y oficialista; la columna porque, aunque literaria, es más bien de opiniones, eso sí, con una redacción que intento impecable), descubro que no me convence... que no me supera que me ha aletargado.

Culpo en primera instancia a las luminarias y lumbreras latinoaméricanas, porque al intentar emularlos tecleo frases sin sentido que no alcanzan la grandeza porque se pierden en el mar de todos los que escribimos sandeces dadaístas, en segunda instancia culpo a la literatura fantástica, por su marginalidad y estereotípica no tanto en los temas sino en la forma en cómo los presenta, y en tercer lugar a los bestsellers, pues he tenido la desgracia de caer en ellos y en la literatura de molde, en la redacción sencilla y el cliché...

Sólo me salva el caos reinante en mi mente, esa suerte de hiperactividad mental (¿hiperpsiquinesis?) y ¿acaso la autocompasión perenne y autocrítica? creo estar listo para encontrar mi aportación, mi originalidad y mis diferencias (que las tengo, aunque en el weblog no las quemo) pero no encuentro mi lugar... no busco ese espacio que me consagre y prefiero el anonimato y la queja abrupta (nuevamente la autocompasión, inconsciente la mayor parte del tiempo pero a veces tan evidente que hasta yo la noto)...

Quiero recordar esa época en que me comí mi corazón, en que saqué mis ojos de sus órbitas y prefería la búsqueda dolorosa antes que el método en la literatura, quiero regresar al escepticismos existencial antes que sumirme en este postmodernismo que me empuja y aplasta como una estampida a buscar, a encontrar y sobre todo a "creer", no quiero creer, no quiero encontrar, no quiero saber lo que quiero...

pero sobre todo, no "quiero"...


disfruta el sueño...

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