feliz daño nuevo

La disyuntiva es: ¿adaptar la modernidad a la literatura o adaptar la literatura a la modernidad? el primer caso nos da como resultado una novela tradicional con aportaciones y temáticas novedosas... el segundo caso un experimento literario vertiginoso, disperso, veloz, hiperactivo, neurótico y carente de focos de atención en contraposición con cientos de temas... un campechano literario, un collage que tiene sus ventajas (totalidad, unidad, independencia) pero que carece de la fuerza suficiente para unirse en una sola obra...

¿El protagonista? Yo... o para explicarlo mejor, el "Yo", la primera persona, la mente, la conciencia personal ante el mundo... ¿el contexto, los ambientes, el escenario? la realidad operante, y nuevamente las partes corporeas e incorporeas del "Yo" ¿los antagónicos? los instintos y la moral, el "Ello" y el "Súper Yo", así como los enemigos en la vida: los padres, los hijos, los jefes, los amigos, la materia prima del sufrimiento ¿La trama? ha de ser la realidad misma con la ventaja de que ni el autor mismo sabe qué pasará ¿el climax y el desenlace? no los hay, habrá pues que forzarlos, con la suerte o lo que sea...

Este weblog por ejemplo, intentar darle coherencia a cada entrada como si fuera un capítulo en una gran novela, darle una revisión integral, intentar unificarlo y esperar que algún visionario (que algún necio) lo publique... esta entrada por ejemplo, podría ser un capítulo sobre las inquietudes existenciales del autor... este párrafo por ejemplo, podría ser uno de los múltiples pensamientos (de hecho lo es), pero no el mío, no el del autor, sino del personaje... y esta palabra por ejemplo, sólo es una palabra...

Sería la primera persona llevada al extremo, tan atrevido como en su época Cervantes, porque sería un personaje imaginando que un escritor qué es él mismo guía sus palabras, y realiza sus actos pensando que es otro quien lo mueve, y el personaje es conciente de que es sólo un pensamiento, un pensamiento que mueve a su demiurgo, un demiurgo que se inventa e inventa al personaje, formando una mónada en a cual ambos se inventan a sí mismos sin inventarse, en la que viven juntos sin nunca coincidir... que disertan tras cada párrafo sin saber si al escribir es él quien crea o es yo quien crea o soy yo quien crea o simplemente nos creamos...

¿La literatura a la modernidad o la modernidad a la literatura a la modernidad o la modernidad a la literatura a la modernidad o la modernidad a la literatura? ¿Y si para este dilema de vanguardia aplicamos una solución clásica, aristotélica? ¿el intermedio o la cinta de moebius que se enreda hacia el intermedio o la cinta de moebius que se enreda? soy una hormiga caminando en círculos, un electrón saltando de una órbita a otra, un retrovirus, una proteína, un pedazo de DNA apenas lo suficientemente pequeño como para determinar si tendrás cancer, diabetes, miopía u obesidad, una constelación, un cometa desterrado, el hijo de mi hijo, el hijo de la historia, el hijo de Babel, un pensamiento de Dios (no olvidéis que soy un santo y para ser santo antes debo tener una creencia en mi Demiurgo), pero si Dios está en todas partes, si soy el reflejo imperfecto de su pensamiento, soy parte de Él, soy parte de Dios, soy un quark y una célula y soy Dios...

Y mis pensamientos y personajes son Dios, y el panteismo es parte de Dios, y los ateos son parte de Dios... y eso explica por qué los cristiano-católicos quieren evangelizar a todos... pero la libertad de credo es parte de Dios y no encuentro un sólo motivo por el cual este texto incoherente no sea, también, parte de Dios y de una novela que ojalá (ojalá es "oh Alá",) nunca se publique, aunque por desgracia ya existe, en mi mente y por ende, en la de Dios, así que ya está publicada en la Creación...

disfruta el sueño...