Indisciplina podcast

0, 1, stand by y una aversión preliminar

Quiero pedir una seria disculpa a todos mis lectores regulares (ja, qué buena broma acabo de hacer) pero en este momento no puedo actualizar este blog dado que me dedico a la literatura de verdad (ja ja, hoy ando desatado), en fin, pondré de cabeza al santo patrono de los escritores (¿será Agustín o Tomás?) para ver si gano en un concurso literario de cuento. Por vía de mientras les mando la versión demo de una narración que me va a quedar de pelos:

La esperanza muere al último

Ciertamente el Ratón, uno de los peseros más guapos de la ruta, es algo así como el novio de la Jennifer, jefa de las Chacalas. La bronca era que la Esperanza se había subido a la combi del Ratón platicando con él y ¿por qué no? ligándoselo.
El Ratón tenía un gusto impecable, había arreglado su combi con ciertas comodidades, justo arriba de la palanca de velocidades colgaba una caja de pañuelos, en lugar de perros tenía tortuguitas artesanales que movían su cabecita de aquí para allá con el vaivén del vehículo, una pequeña figurita del Jesucristo y un Rosario colgaban del retrovisor, su pinito aromático tenía olor a durazno y nuez por lo cual viajar con él era realmente romántico: mientras el Ratón manejaba concentrado en esquivar a los lentos automóviles la Esperanza cobraba el pasaje y se le recargaba en el hombro.
Por un momento, para evitarle incomodidad al conductor y al pasajero a su derecha, había pasado su pierna izquierda del otro lado de la palanca, así el Ratón maniobraría hábilmente los cambios de velocidad mientras le tocaba la entrepierna.
Pero todo aquello lo había visto la Jennifer quien viajaba con el Pollo, su hermano, porque tenía que comprar no sé que cosas en el centro.
A eso de las ocho y media de la noche cuando el Ratón daba su última vuelta en la ruta, la chava se hallaba muy excitada, el constante roce de la mano del chavo la tenía bien prendida y en uno de los puntos oscuros del trayecto él le dio un beso tierno en la trompita mientras le tocaba un pecho con una mano y metía un par de sus deditos suyos de él entre su pantalón ajustado de ella… hubieran hecho todo allí si no hubiera sido porque el Ratón estaba retrasado en entregar la combi en la bodega.
Se despidió cariñosamente del Ratón y se fue a ver a su amiga la Juana, en el camino notó que un vehículo la seguía sigilosamente con las luces apagadas. “¡No puede ser posible!”, Las Chacalas venían correteando a la Esperanza en la combi del Pollo.
Apresuró el paso hasta llegar a casa de la Juana, aquella salió envuelta en una playera de las que había regalado el candidato priista en su mitin y un short de licra rosa que resaltaba sus bien formadas nalgas, ella ensayaba el pilates, había conseguido el vecedé en la fayuca y lo practicaba para adelgazar. En cambio la Esperanza, con su ombliguera, su pantalón acampanado, sus lacios cabellos negros y su maquillaje juvenil recargado y con brillantina, lucía más como para una fiesta.
La Esperanza platicó a su amiga el lío en el que estaba, cuando la Juana la quiso meter a su casa ya era muy tarde, la combi del pollo se frenó derrapando y la puerta trasera se abrió, las Chacalas se bajaron y tomaron a las dos chavas de los cabellos.
—Si chillas te doy un piquete pinche arañita putañera —le dijo la Toña, una de las Chacalas más violenta.
Se las llevaron a las afueras de la ciudad a un campo abierto al sur, allí, la Jennifer les jaló los pelos y las golpeó fuertemente a puño cerrado “Y del pirujo del Ratón luego mencargo, pero orita a ustedes ya se las llevó la chingada, mustias cara de putas” y la Toña sacó la navaja y se dirigió hacia las chavas, a punto estaba de cortarle la garganta cuando la voz sarcástica de la Jennifer la detuvo en seco.
—Pérate Toña, primero chíngate a la Juana… la Esperanza muere al último.

disfruta la esperanza...

Comentarios

  1. Rafael, buen sitio literario, te deseo la mejor de las suerte en el concurso de cuento, sigue escrbiendo, tienes muy buenas aportaciones-

    Saludos y suerte.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas populares