odio este maldito blog de mierda

Y sobre todo odio que cuando selecciono el texto terminado para darle formato, la estúpida mierda se borre y la puta entrada recuperada se guardó sólo hasta la mitad. Odio este maldito blog. Aquí les presento parte de lo que pudo haber sido esta entrada:

A menudo pienso que lo único que aprendí tras cuatro años de estudios universitarios fue a ser padre, y aún no lo soy, y pasará mucho antes que lo sea... Pero para variar, esta vez me alejaré de la autocompasión que caracterizan las entradas de este blog (vamos ni siquiera me quejaré de mi actual situación laborar -que entre otras cosas también es ilegal-) para hablar de un tema que me inquieta bastante y me ocasiona una franca furia.

Antes de exponer mi punto de vista quiero enviar una mentada de madre completa a todos aquellos a quienes no les gustan los niños, desde los seniles, cascarrabias, los perros golpeados, los gatos altivos, las profesoras frígidas, o esos amargados que les gritan, les pegan, los insultan y los corren de su lado. Una persona que desprecia a un niño me parece la más abominable de todas, porque en esa simple condición hace patente su incapacidad absoluta por ser feliz.

Vamos, me parece incluso más amargado un pedófobo que una persona sin sentido del humor. A todos aquellos profesores tradicionalistas, a los que creen que la letra con sangre entra, a ti, a mí y a quienes creemos que los niños son adultos en miniatura, carentes de inteligencia y preocupados únicamente por su diversión, lo único que puedo decirles es que los seres humanos más inteligentes son precisamente los que tienen menos de 5 años.

Me encantaría que una de esas putas pintarrajeadas que sólo esperan la oportunidad de golpear con su fuete intentara aprender un idioma, una cultura completa en menos de tres años. Me encantaría que esos marranos gruñones que gritan y maldicen, y exigen seriedada la menor provocación, intentara estructurar su conciencia familiar, social y moral en el mismo periodo.

Por desgracia, quienes lucran con los niños, o más bien con sus afinidades, saben lo proclives que son estos a tomar partido, a amar, a emocionarse, a identificar algo que les gusta e interiorizarlo (Hasta el intelectual más intolerante defiende al menos uno de los placeres simples y cursis que adquirió en su infancia), eso tuerce a la infancia, la palabra divertido es un lugar común para los traficantes de imaginación, incluso algunos niños han llegado a pensar que la diversión es su único cometido.

Esto es sólo la mitad de lo que era el texto original de esta entrada. No repetiré mis ideas porque fue un proceso y no tengo humor para repetirlo paso por paso, dejaré que las ideas, que todavía recuerdo pero ya no quiero exponer, se pierdan por simple capricho, por coraje o por lo que sea. odio este puto, etúpido y miserable blog... Al final simplemente hacía hincapié en la importancia de ser niño y comprender qué significa serlo y les volvía a mentar la madre a los amargados... Miren la ironía finalmente también en esta entrada hubo autocompasión.