desde la biblioteca alejandrina de la hermandad

El ordenador frente a mí es igual que un magneto de palabras e ideas, en lugar de destinar los resultados de todas mis investigaciones sobre el fin el mundo a mi libro "Hombre Brecha" el cual escribo a través de las manos del pintor e historiador Sebastian Arreola, me encuentro nuevamente frente a un teclado actualizando este web log.

Y es que en esa siempre imperiosa nece(si)dad de volcar los pensamientos en el papel (en este caso sobre las pistas y sectores surcados de la superficie magnética del disco duro de un servidor que está quién sabe en dónde carajos) para que la mente se aligere y sirva mejor es cuando recuerdo que el universo y todo cuanto en él existe es mental.

Y así como el infinito, el cosmos, la danza de los planetas y la vida, es un pensamiento del Demiurgo, de igual forma todo lo creado por el hombre, esta computadora, esta pantalla, este diseño, estas letras que yo escribo y tú lees, es o fue o será un pensamiento que tuvo tiene o tendrá que pasar primero por la mente de un ser humano o varios, a fin de materializarse virtualmente.

Aun recuerdo cuando, en otra existencia, platicando con mi amigo Hermes Trimegistro le comenté esta inquietud, que tanta fama le ha dado en círculos esotéricos. Inmediatamente concentró todos sus esfuerzos como sumo sacerdote egipcio y posterior deidad griega y romana en articular en lenguajes ya no digamos crípticos sino francamente jeroglíficos esas ideas de alquimia esotérica que é tuvo a bien en denominar Siete Principios de la Verdad los cuales, por respeto a los derechos de autor, voy a dejar que él mismo explique en su propio weblog que está en algún servidor mental del eter (del ethernet, pues).

Y si alguno de ustedes, cofraternos, sigue en la onda de los emuladores y se niega a escribir o a disertar sobre estas u otras cuestiones, les recomiendo entonces el Chrono trigger y el Yoshi's Island, obra de gente igual de desquiciada (con todo y cacofonía) que yo.

disfruta el sueño...