Bienvenidos: Disfruten mi Sueño

Hola queridisimos hermanos ecumenicos, sincréticos, paganos, musulmanes y judeocristianos. La Hermandad Blanca de San Isabet los recibe a todos por igual.
Esta hermandad, de la cual por cierto no soy fundador, existe desde aquellas lejanas epocas antediluvianas en que el continente Mu todavía no se hundía bajo el oceano pacífico. Una de las filiales de la hermandad blanca estaba en Uxmal, con los misterios mayas, la otra en Cholula, aquel precisoso templo cuyas ruinas yacen bajo una iglesia, pero yo me inicié en los Misterios Quichés, simón (igual que Hunajpú e Xbalamque), allá en la Guatemala del siglo XVI, luego de lo cual partí con rumbo a una ciudadela, de esas que hoy esperan ser descubiertas bajo la flora de la selva chiapaneca, llamada Ajaltok'ov que en buen castellano vendría a significar algo así como "El que causa la miseria" uno de los señores del infrayork que causaba una muerte horrorosa detrás de las puertas.
Allá en Ajaltok'ov mis amigos sacerdotes y yo nos dedicabamos a unos ceremoniales bien chidos donde nos perforabamos el pene con un mismo hilo y bailabamos en círculos. edificantes actividades que por cierto horrorizaron a don Diego de Landa cuando se daba sus vueltas por Yucatán allá en el siglo XVII.
Pero bien, antes de ser santo católico e iniciado en la hermandad blanca yo era un diacono español de Écija, de hecho llegué a America en el mismo barco en el que naufragó don Gerónimo de Aguilar en Yucatán, nomás que yo me fui tierra adentro hasta chiapas, donde me confundieron con un sacerdote y me iniciaron como ya narré.
Resulta que antes de que unos toscanos inmigrantes pidieran mi canonización luego de la muerte de mi primer cuerpo, yo viví en Chiapas, Ciudad de México y la Villa Platera, fui un defensor de los derechos de los indios y escribí muchas profecías.
De hecho morí en 1596 aunque he venido teniendo reencarnaciones sucesivas entre las que destacan Sebastián Arriola, militar mexicano del siglo XVII y Sebastián Arreola, pintor y escritor mexicano del siglo XX, desde el cuerpo de quien en este momento escribo, sin que él sepa siquiera los planes que tengo para decirle a la humanidad que pronto...
La vida es una épica y la esfinternet nos permite soñar...

Disfruten mi sueño...