LOS MEJORES DISCOS DEL 2015
DISCLAIMER: LAS CHICAS Y EL POP O_o
Como ya se
ha vuelto una tradición desde hace algún tiempo, presento mi lista de la mejor
música del 2015. Ésta, como todas las listas, es un ejercicio completamente
subjetivo, sesgado y arbitrario. En parte porque escuché menos música de la que
hubiera querido y en parte también porque 2015 fue árido, este año la lista no es
tan espectacular. Dos particularidades llamaron mi atención al armarla: la
primera que 2015 fue un año en el que la mejor música la hicieron las chicas, y
me da mucho gusto que sea así; en segundo lugar la orientación pop, algo
inaudito para mí y que fue tan gradual que no me di cuenta hasta que estuvo
listo, quizá cada año estoy más viejo y eso es todo, tengo el gusto musical tan
marchito y estancado que cada vez me arriesgaré menos y me convertiré en uno de
esos abuelos que sólo hablan bien de las bandas de sus años o de las que no
hacen ruido... pero más bien creo que el pop ha evolucionado para bien en
algunos (contados) casos que ahora tienen algo más que decirnos. Es triste decir
que, de todos los discos que hay en la lista quizá únicamente dos o tres tengan
potencial para formar parte de la Historia de la música, no lo sé, se trata de
disfrutar y ya, esperando que el tiempo ponga a alguno en su lugar. Finalmente
tres aclaraciones:
1) La lista
es subjetiva, lo que quiere decir que sólo está la música que me gustó de entre
la que escuché.
2) La lista
está sesgada, lo que implica que no hay rap/hip-hop, bachata, banda, música
folclórica ni música en español (nada de Lafurcade, Sotomenor, Kendrick Lamar
ni ninguna cosa de esas que simplemente no disfruto y no valoro), no es una
cuestión de racismo ni de malinchismo, aclaro, sólo de afinidades estéticas.
3) La lista
es arbitraria, porque los discos están en el orden que se me dio la gana,
saltándome las opiniones de críticos, listas y metacríticas, quienes, dicho sea
de paso, creo que sobrevaloraron algunos discos.
Sin más
distracciones:
LOS DISCOS
MÁS BUENOS DEL 2015
1. Grimes - Art Angels (4AD). A Claire Boucher le
pediría matrimonio si no fuera porque ya estoy casado. Ella se lució con esta
obra iconoclasta en la que combina el pop más chicloso de América del Norte con
una serie de obsesiones que van del k-pop y la cultura otaku al girl power, la electrónica
experimental, el indie, el garage canadiense y el rainbow hair. Como buena
artista multidisciplinaria, ella hizo la música casi en su totalidad e incluso
el diseño de la portada; el resultado es un álbum en el que demostró que todo
ese control creativo absoluto fructificó
de la mejor manera en canciones casi perfectas como Flesh Without Blood, Kill
V. Maim, Scream, Reality o Butterfly, que parecen la suma de tres o cuatro
discos en uno. Esta artista (sí, artista) canadiense ha hecho una obra maestra que
trasciende al pop (maximalista, le dicen los que saben, yo prefiero llamarla
barroca) y merece perdurar mil años.
2. New Order
- Music Complete (Mute). Bernard Sumner,
Peter Hook, Stephen Morris y Phil Cunningham hicieron un álbum que coloca
nuevamente en el mapa a esta banda veterana. Las colaboraciones de Elly
Jackson, Iggy Pop y Brandon Flowers, así como la versatilidad estilística de
sus músicos hacen de éste un álbum que migra sin problemas del pop al new wave,
a la IDM y a esa suerte de post punk limpio que la misma banda ayudó a crear y que perfeccionó en 2009 con ese disco que,
sin Hook, hicieron bajo el nombre de Bad Lieutenant. Este disco es asombroso y
tiene más huevos y más alma que el de cualquier otra banda de abuelitos que
pulule por ahí.
3.
Courtney Barnett - Sometimes I Sit And
Think And Sometimes I Just Sit (Mom + Pop Music). Esta australiana,
originaria de Melbourne, debutó con una obra honesta, campirana y llena de
sonido garage en el que reivindica a la guitarra como instrumento de expresión
de contadores de historias, bardos y poetas. Hay un enorme encanto en su
honestidad y en sus letras que convierten la sencillez de sus canciones en
aciertos. Este disco es como un remanso, una obra retro que irónicamente
refresca nuestros oídos y nos hace esperar lo que esta muchacha tenga que decir
en el futuro.
4. Foals - What Went Down (Transgressive/Warner).
La banda liderada por Yannis Philippakis ha logrado formarse un estilo tan
definido que es perfectamente reconocible, pero cuya orientación en cada álbum
es tan sólida y particular que parecen hechos por bandas diferentes. Sin la
furia de Antidotes, ya con muy poco
del sonido mathpop de Total Life Forever
y alejada también de los sonidos grunge de The
Holy Fire, este álbum, lleno de poder, de riffs, de gritos, del mejor rock
de su generación, los acerca cada vez más a las grandes bandas del pasado y es
digno de celebrarse, espero que sigan sacando muchos discos.
5.
Sleater Kinney - No Cities to Love
(Sub Pop). Corin, Carrie y Janet tardaron diez años en publicar un nuevo disco
luego del genial The Woods. Los años
no pasan en balde y este disco no tiene la magia que pudo haber tenido si
hubiera salido antes, pero en cambio trasluce una nueva madurez en la ejecución
de estas riot girls. Por supuesto que no se trata de una madurez calmada, el
disco es un manojo de furia y ruido, aunque mesurado, que se disfruta de manera
agridulce de principio a fin.
6.
Blur - The Magic Whip (Parlophone). Con
los años se hizo evidente que el genio detrás de Blur siempre fue Damon Albarn
y que el genio de Graham Coxon, “el rudo”, “el rocker”, el “experimental”, se
acabó después del álbum 13 y se
volvió pura pose (lo siento, pero es verdad y lo sabes, y por eso Think Tank es un buen disco sin él).
Cuando la influencia de Gorillaz y del estilo de su álbum solista Everyday Robots se cuela en este disco
firmado como Blur se nota la mano de Damon en toda la dirección creativa. Eso
no es malo, aunque creo que un disco con el nombre de la banda debería tener
participando más a los otros miembros, a James, a Rowntree y a Coxon, aportando
más ideas y no sólo como comparsas.
7. Julia
Holter - Have You In My Wilderness
(Domino). Esta ex-hikikomori parecía, hasta su disco anterior, la antítesis de
los glamorosos artistas californianos: una muchacha que se encerraba en su
cuarto apara experimentar con pop oscuro y referencias mitológicas. Tras salir
de su capullo con su disco anterior, Loud
City Songs, este año decidió correr otro tipo de riesgos, dejar de lado su
densidad y su agorafobia para hacer uno de los grandes discos de pop del año
que por primera vez logró cierto éxito comercial.
8.
Laura Marling - Short Movie (Virgin).
La cantante de folk británica Laura Marling optó en su nuevo disco por darle un
mayor peso a las guitarras eléctricas para sumarlas a su extraña propuesta musical.
Marling ha crecido como compositora en los últimos años, y a su hipnótico
estilo de spoken word podemos sumar
una mesurada ejecución de la guitarra ya sea acústica o eléctrica. Hay una
versión de este álbum en la que ella ejecuta un par de canciones con mucho
poder. Otra artista de la que se pueden esperar grandes cosas en el futuro.
9. Chastity
Belt - Time To Go Home (Hardly Art).
La escena musical de Seattle ha visto un resurgimiento de bandas de chicas en
los últimos años. De hecho no solo Seattle. Muchas bandas integradas únicamente
por mujeres han surgido en los últimos años en territorios anglosajones (e
hispanoparlantes) con propuestas refrescantes y (para bien y para mal)
feministas. Chastity Belt es, a mi parecer, la que mejor representó en 2015 a
esta corriente que rescata el punk, el surf, el garage y el noise art rock de
los años setenta y ochenta y lo actualiza mediante letras que cuestionan la
moralidad y la desigualdad de género.
10.
Tame Impala – Currents (Modular/Universal).
Tras el éxito de Loonerism, Tame
Impala vuelve para recetarnos una nueva dosis de referencias a The Beatles,
Pink Floyd y prácticamente toda la psicodelia de los años sesenta y setenta.
Más etéreo que sus trabajos anteriores, musicalmente menos diverso y menos
contundente que Loonerism y emulando
cada vez mejor la voz de John Lennon, este álbum es un paso adelante en la
carrera de estos australianos.
11. Natalie
Prass - Natalie Prass (Spacebomb/Startime
International/Caroline International). Siempre es difícil hablar bien de un
disco de pop, aunque el disco sea bueno. En el caso del debut de Natalie Prass
nos hallamos ante una producción bastante afortunada del llamado chamber pop
que incluye la voz frágil y sensual de esta cantautora, así como el
acompañamiento de orquestaciones precisas en un disco que, sin trascender a las
meras baladas, destaca de la marea pop que constituyó 2015.
12. Chvrches
- Every Open Eye (Virgin/Emi). Las
canciones de la bella Lauren Mayberry y compañía suelen dejarnos la sensación
de haber subido a una atracción de feria, nos marean, nos confunden, por
momentos nos fastidian, pero al bajar sólo queremos subirnos de nuevo. Este
álbum repite y afina el éxito de la fórmula de su álbum debut. Eventualmente
tendrán que renovar su propuesta, pero por el momento este segundo álbum
afianza y expande un estilo al que vale la pena poner seguirle la pista.
13. Kamasi
Washington - The Epic (Brainfeeder).
Este saxofonista es conocido sobre todo por sus colaboraciones con el rapero
Kendrick Lamar (a quien, por cierto este año le fue muy bien en otras listas,
no en ésta). En The Epic, Washington
experimenta con beats de hip hop y jazzea a lo grande. Por momentos no sabemos
si estamos ante un disco de hip hop, de acid jazz, o de verdadero jazz, pero
dichas definiciones se vuelven irrelevantes ante el poder de la música que
despliega este álbum triple.
14.
Jamie XX - In Colour (Young Turks /
XL). Una de las cosas que más daño le ha hecho a la música es el UK bass, año
con año la crítica celebra discos que parecen hechos con lápices, murmullos y
cobijas, que pretenden tributar al trip hop de la vieja escuela, y que lo único
que logran es hacernos bostezar y desesperar. La mitad de In Colour es así y por eso es comprensible que haya arrasado en las
listas de discos de este año como la octava maravilla (¿Se acuerdan de FKA
Twiggs?), sin embargo no todas las canciones son beats hechos con hueva; hay
emotividad y experimentación real en este disco, hay ritmos afortunados,
accidentes felices y es por esas canciones que este álbum vale la pena.
15.
Beach House - Depression Cherry (Sub Pop).
El dúo conformado por la cantante Victoria Legrand, cuya voz recuerda tanto a
la de Nico, y el músico Alex Scally hizo a un lado la sección rítmica que
caracterizó a su trabajo anterior Bloom,
para enfocarse en la tesitura de melodías melancólicas y maduras. El resultado
es un disco cuyas sorpresas están en algunos guiños y experimentaciones que
requieren una escucha atenta.
16. The
Decemberists - What a Terrible World,
What a Beautiful World (Capitol). La banda de Colin Meloy ha tenido el
infortunio de recibir la etiqueta de hipster. Quizá el hecho de que cada uno de
sus discos es conceptual o el aparecer en el capítulo hipster de Los Simpson justifican dicha etiqueta.
Sin embargo, si atendemos a la parte musical, aunque ya no es tan sorprendente
como lo era en 2005 o 2009, sigue siendo una delicia, incluso cuando hablan de
las decisiones políticas de Obama.
17. Belle
and Sebastian - Girls in Peacetime Want
to Dance (Matador). La banda de pop liderada Stuart Murdoch presentó a principios de año
un nuevo disco tras cinco años de silencio. Quizá su mayor novedad fueron las
canciones bailables, en oposición a las baladas genéricas que en otros tiempos
eran su carta fuerte y que en este disco lucen menos para dar paso a temas
sobre la danza o Sylvia Plath, con beats que nos sacan de sus registros
habituales.
18.
Deerhunter - Fading Frontier (4AD).
Lockett Pundt y Brandfor Cox funcionan mejor como banda que como solistas, para
muestra este regreso que los desintoxica del garage barato y repara lo que
descompuso Monomanía de 2013. Aunque no
alcanza las cimas de sus discos anteriores, este disco conserva ese espíritu de
exploración de la historia musical estadounidense a través de baladas indie lo
suficientemente profundas y accesibles como para gustar a cualquier tipo de
escuchas.
19.
Sufjan Stevens - Carrie & Lowell (Asthmatic Kitty). Este es un disco
desgarrador de principio a fin, que se suma a cierta tradición de obras que
hablan de la degeneración mental y física paulatina de sus protagonistas (como Electroshock Blues o Hospice). Sin embargo, este disco de
folk marca también el regreso de Sufjan tras cinco años de silencio y, aun
cargando a cuestas cierta sobrevaloración (en lo musical), sigue siendo una
hermosa obra.
20. Kung Fury: Original Motion Picture
Soundtrack (Universal). Mitch Murder, Lost Years, Patrik Öberg, Christoffer
Ling, Highway Superstar y Betamaxx se lucen con esta banda sonora que tributa a
los años ochenta. La revista Vanity Fair
dijo que Kung Fury era "La mejor película de todos los tiempos,
naturalmente” y el sountdrack le hace completa justicia, sobre todo con esa que
es, por mucho, la mejor canción del año, True
Survivior, interpretada nada más y nada menos que por David Hasselhoff y
cuyas líneas de principio a fin, son memorables: “Action, if we gonna make it
like a true survivor”.
MENCIONES
HONORÍFICAS
Carly
Rae Jepsen – Emotion (604/School
Boy/Interscope). Pues sí, álbum de pop del año para muchas revistas de chismes
y un disco bien bueno, because reasons y sobre todo because Carly.
Editors
- In Dream (PIAS). Cada nuevo disco
de post-punk de la banda liderada por Tom Smith es un poco menos bueno que el
anterior. Eventualmente eso será algo terrible, pero aún no lo es.
Neon
Indian - VEGA INTL. Night School (Mom
+ Pop/Transgressive). El DJ Alan Palomo regresa con un disco que tampoco es tan
buen como los dos anteriores, pero cuyo barroquismo, guapachosidad y fusión de
sonidos hacen que se defienda bastante bien.
Kurt
Vile – B'lieve I'm Goin Down (Matador).
Un disco que empieza muy bien y suena como debe sonar este gran guitarrista de
folk rock… hasta la cuarta canción, en la que el disco se cae para no volver a levantarse.
Ducktails
– St. Catherine (Domino). Matt
Mondaline es un guitarrista preciso, emotivo, conmovedor en Real Estate. Por
desgracia su proyecto alterno no conserva esas características y ofrece una
colección de baladas que, aunque no terminan de distinguirse una de otra, emulan
un apacible paseo por la pradera.
disfruta el sueño...
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