Nada envidia la ciencia ficción a los dramas realistas: entrevista con San Isabet (actualización)
La publicación on-line La ciudad jardín publicó en febrero una entrevista sobre escritura que me hizo la periodista y escritora Julia Castillo a propósito de la presentación editorial de Cuentos de bajo presupuesto en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería 2015.
La página cerró en pasadas fechas, así que reproduzco aquí la entrevista completa, por si es de su interés.
Espero que les guste.
1. ¿Cuándo
y cómo fue que decidiste ser lector y escritor; cómo llegaron a ti estas
virtudes?
Tuve la suerte de ser lector desde que
tengo memoria, mi padre tenía una enciclopedia Time Life que hojeé profusamente y destruí antes de saber siquiera
leer. También tuve a mi alcance muchos cuentos infantiles, de Grimm, de
Perrault, de Andersen, así que se podría decir que mi formación inicial siempre
estuvo bastante ligada al reconocimiento de arquetipos. Luego cumplí once años
y Planeta sacó una de esas colecciones quincenales de literatura decimonónica,
mis dos primeros libros “serios” fueron Viaje
al centro de la Tierra y Las
aventuras de Sherlock Holmes. El proceso de comenzar a escribir fue más
extraño, por una parte siempre me sorprendía la habilidad que tenía mi abuela
Mercedes de narrar películas y desde niño procuré imitarla, por otra parte tuve
un amigo, Iván, cuya colección de G.I. Joes y Star Wars era tan vasta que nos
dábamos el lujo de armar un campo de batalla, una fortaleza o una base militar
(tan detallada que incluía hasta una “división de la alegría”, en serio) en su
patio y jugar durante horas o días improvisando historias. Cuando estaba solo
hacía lo mismo con mis juguetes, historias, largas como películas.
2.
¿Recuerdas el primer relato que escribiste? ¿Qué edad tenías y de qué trataba?
Todo comenzó con la emisión de una
adaptación animada de El sabueso de los
Baskerville, en la que Peter O’Toole hacía la voz de Sherlock, una historia
impresionante para un preadolescente, debo decirlo, durante una semana tuve la
pesadilla recurrente de ser perseguido por un mastín inglés negro en un valle
nublado durante la noche, entonces decidí exorcizar aquella aparición
escribiendo un poema narrativo en el cual reconozco que la bestia infernal es
parte de mí, de nuevo una historia con elementos iniciáticos y con el final
cliché de “todo fue un sueño”, aún lo conservo, pero mantendré un poco de
dignidad y no lo compartiré.
3. ¿Cuándo
y cómo empezaste a concebir Cuentos de bajo
presupuesto?
Fue en 2009, antes de eso mi pedestre
producción oscilaba del cuento realista al fantástico en una especie de
búsqueda o alarde de escribir cosas serias. Sin embargo coincidía con el hecho
de que desde unos años antes Alfonso Valencia y yo nos reuníamos para escuchar
música surf y ver películas indies de
zombis antes de que estuvieran de moda; platicábamos sobre El libro vaquero, los carteles de lucha libre y en general toda la
estética del mal gusto desde Ed Wood hasta los sensacionales. Entonces un día
ocurrió, me vino la idea de escribir un cuento que fuera al mismo tiempo una
película mala. El resto de la idea viene en el cuento Serie b, que espero disfruten.
4.
¿Tienes algún texto consentido de Cuentos… Y por qué el afecto especial a éste?
Serie
b, sin duda, me permitió jugar con un montón de
cosas, Bela Lugosi, Miguel de Unamuno, Boris Karloff, Salvador Elizondo, Ed
Wood, Buck Rogers, en ese cuento me metí con todo.
5. ¿Qué
define o qué es lo que crees que incline una personalidad hacia los roces con
la ciencia ficción y la literatura fantástica y no hacia, por ejemplo, el
realismo sucio? ¿Qué fue lo que pasó en tu caso, en tu estilo?

A la ciencia ficción llego gracias a mi
acercamiento con las ciencias de facto, mis esposa es bióloga, por ejemplo, y
al tipo de entretenimiento que acostumbro, animación, videojuegos y películas,
donde hay, creo, intensidades emocionales que nada tienen que envidiarle a los
dramas realistas.
6. ¿Cuál
es tu proceso creativo?, ¿prefieres la noche o el día?, ¿te fijas un horario
estricto?, ¿qué ambiente y ánimo necesitas para escribir?
El proceso es generalmente interno,
escribo poco, realmente; puedo pasar meses masticando una idea,
contextualizándola, caracterizando a los personajes, orbitando las
inconsistencias y, de pronto, escribo en una o dos semanas y, luego, paso otros
largos periodos corrigiendo, diagramando y recontextualizando. Dependo mucho de
los “tallereos” y suelo hacer bastante caso a las recomendaciones ajenas. Las
ideas pueden llegar en cualquier momento, pero la escritura es mejor en la
noche y, de preferencia, sobrio.
7. ¿Y
cuál es tu proceso para leer?
Caótico, tres a cuatro libros a la vez y
sin distinción de géneros ni formatos, tengo poco tiempo para leer, así que
cargo un libro de poemas o ensayos para el camión, leo cuentos a mis alumnos,
novela en casa y suelo intercalarlo con otras cosas que no son propiamente
lecturas pero sí narraciones, como series de televisión, animes, novelas
gráficas, juegos de mesa o videojuegos.
8. ¿Qué
libro estás leyendo ahora?
Obra
poética de Fernando Pessoa, particularmente a
Ricardo Reis, mi favorito; Poesía clásica
de Mesopotamia a la Edad Media, un libro de apoyo para sexto grado de
primaria, interesantísimo; Loba, de
Verónica Murguía; Monogatari, un anime
lento como película de Bergman y The
Legend of Zelda: Skyward Sword.
9. Finalmente
¿Qué tendría que pasar o qué tendrían que ofrecer para que Rafael Tiburcio
García aceptara ir a la próxima misión a Marte?
Soy un pachuqueño que por azares del
destino nació en Villahermosa, es bastante irónico tener que comprobar la
residencia del lugar donde he vivido siempre, y por lo mismo, soy bastante
desarraigado pero, como buena ciudad llena de metales pesados, esta ciudad es
un imán, quiero decir, estaría más interesado en analizar la composición
química de los Jales antes que hacer lo mismo con el suelo marciano, pero si
tuviéramos que ponernos serios con la pregunta entonces diría que Marte debería
ofrecer algo que, por desgracia, no tiene: atmósfera. Se han encontrado fósiles
de organismos unicelulares en su superficie, prueba de que alguna vez tuvo más
agua de la que hay congelada en sus polos, sin embargo el tamaño del planeta le
impide tener suficiente gravedad para que los gases de la atmósfera no salgan
volando al espacio. Esa misma carencia de humedad impide que haya temperaturas
estables, para una persona que sufre de resequedad en la piel eso sería como
visitar el mismo infierno.
disfruta el sueño...
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