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#‎10BooksChallenge‬

Para que esto funcione tiene que ser de memoria, porque si me pongo a pensar no tengo algo así como un libro favorito, me gustan muchos y nunca los he catalogado. Elijo entonces, más que libros, influencias importantes, porque la obra de ciertos autores está dispersa. Y como recibí el reto dos veces, de parte de David Muñoz y de Julio Romano, pues mi lista será ‪#‎20BooksChallenge‬, (y algunos ni libros son) porque YOLO.
No son todos, pero los que están son importantes y fue divertido hacerlo; ahora, claro, nomino a Alejandra Pardo, July García, Tulio Arbonell, Eloy Caloca y Eduardo G. Gómez, sólo 5, para compensar.



LISTA 1


1. El club de la pelea, de Chuck Palahniuk. No es ni por asomo mi novela favorita (no tengo algo así como una novela favorita) pero sí es la que más me ha influido, primero como película y luego como libro, sus temas están en perfecta consonancia con lo que soy, pienso y escribo; su estética simple, su estilo cínico y su colectivo de personajes que asumen la responsabilidad por el sistema que derrumban la hacen, para mí, la mejor de entre todas las narraciones (y narrativas jóvenes) actuales.


2. Arqueologías del futuro, de Fredric Jameson. Quizá el libro teórico que más he releído, es todo un manifiesto a favor de la ciencia ficción. Sus nociones de la utopía, la literatura culta, la cultura de masas, el valor del contexto y otras cuestiones de orden filosófico y literario hacen que esta sea, de hecho, la obra que más cito en mi producción ensayística.


3. Las flores del mal, de Charles Boudelaire. Cuando empecé a escribir en verso sólo hacía canciones de rock imaginando que algún día tendría una banda. Luego leí a Boudelaire y los cancioneros se fueron al carajo.


4. Frankenstein, de Mary Shelley. Una obra desgarradora y reflexiva que inaugura la ciencia ficción como género, a la vez que hace una crítica cabroncísima contra el pensamiento ilustrado. La primera, si se quiere, obra postmoderna.


5. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Phillip K. Dick. La obra cuasi-definitiva de la ciencia ficción, resultado de un montón de tradiciones del género. Una obra que ocurre en un día y eso le basta para establecer una crítica a la cultura, a la política, a lo que nos hace humanos, a la condición entrópica del universo y al eterno conflicto entre realidad y representación.


6. El extranjero, de Albert Camus/La nausea, de Jean-Paul Sartre. En perfecto empate técnico, temático y filosófico, el caso es siempre habrá un pequeño existencialista dentro de mí que se apasionará proyectando tantos cinísmos trágicos y lúcidos despropósitos.


7. El grafógrafo, de Salvador Elizondo. De hecho hay otras cosas de Elizondo que amo y están dispersas. Dicen que Elizondo no narra, ni describe, sólo escribe, escribe y encuentra las posibilidades de lo que sólo se halla cuando se escribe. “Futuro imperfecto” es, puedo decirlo, mi cuento favorito (y el que más me ha influido) hasta la fecha, una especie de poética que me invade casi al pie de la letra acerca de la erudición, el tiempo, los personajes, la representación, la realidad y la circularidad; toda una cátedra de cómo escribir un cuento prácticamente perfecto.


8. La metamorfosis, de Franz Kafka. Gregorio Samsa convertido en un monstruoso insecto y todo el bla bla que ya conocemos, una obra genial.


9. Rayuela, de Julio Cortázar. Antes del empoderamiento de los esnobs culturales ya estaba Rayuela y seguirá ahí después, para pesar de todos esos anti-intelectuales dizque lúcidos y contraculturales trasnochados que dicen cosas como "paren el mame" porque imaginan que la lectura es una moda y que su pequeño mundo dicotómico se puede dividir en hipster y no-hipster.


10. Scott Pilgrim, de Brian O'Malley. La novela gráfica hipster-geek por excelencia. Un Toronto irreal e hiperbólico lleno de bandas de rock y videojuegos, donde todos los adolescentes saben artes marciales, tienen superpoderes y cruzan los espacios que dividen las dimensiones. La declaración de principios (o manifiesto, si se quiere) más cool del universo.





LISTA 2


1b. Fausto, de Johann Wolfgang von Goethe. Un largo poema dramático de una tradición rescatada, obra cumbre tanto del romanticismo (primera parte) como del clasicismo (segunda parte). Al leerlo sólo puedo admirar y disfrutar. Fausto vivirá para siempre.


2b. Estudio en Escarlata, de Sir Arthur Conan Doyle. Si entendemos la novela de misterio como un duelo entre el lector y el relato, la de Sherlock apenas sería contrincante, no hay trucos narrativos, no hay trampas, vanguardias ni cuestionamientos, pero los personajes entrañables, el tramado de la historia y su legado lo hacen uno de mis favoritos.


3b/c/d/e. Federico García Lorca/Fernando Pessoa/Octavio Paz/José Juan Tablada. Otro empate técnico. En estos autores hallé una síntesis aplicada de todo lo que considero vital en la poesía y me dije, si alguna vez escribo bien, que por lo menos le llegue a los talones a la de estos fulanos.


4b. La invención de Morel, de Adolfo Bioy. Quizá la mejor obra de literatura fantástica escrita en español. Además de presentar paso a paso la lógica de un universo cuya premisa es imposible es una autentica carta de amor.


5b. Drácula, de Bram Stoker. Una de las mejores novelas polifónicas que existe. Un laberinto narrativo y temporal en la que, como ya dijo alguna vez René López Villamar, el vampiro es un mero pretexto.


6b. El retrato de Dorian Grey, de Oscar Wilde. Arte por el arte, amaneramientos, literatura fantástica y condición humana, esta es quizá mi favorita de toda esa camada de novelas inglesas del XIX finisecular que constituyen mi iniciación literaria y que me han influido en muchos aspectos.


7b. La naranja mecánica, de Anthony Burguess. ¿Es ciencia ficción? no, ¿Es realismo? vagamente, ¿es una novela sobre pedagogía? lejos, ¿Es vangaurdia? no lo creo. Y sin embargo esta obra sintetiza todo lo que una historia de adolescentes debe ser. Absurda. Irreal. Violenta. Catártica. Experimental. Reivindicadora. Genial.


8b. Watchmen, de Alan Moore. Costumbrismo de los superhéroes en su máxima expresión, fantasías ucrónicas que desvelan todos los temas que deberían tratar las fábulas de superpoderes y que, de hecho, después de ellas, comenzaron a tratar.


9b. Chrono Trigger/Final Fantasy VI, de Square Soft. Último empate técnico. Son videojuegos, lo sé, no cuentan como libros, pero sí como narraciones polifónicas en las que la noción de protagonista se diluye de manera magistral. Relatos postapocalípticos que presentan hechos desgarradores y posturas éticas (y aún morales) ante la desolación. El primero como alegoría del tiempo, el segundo como alegoría del poder, ambos como toma de responsabilidad trágica frente un mundo que inevitablemente se ha convertido en cenizas.


10b. Harry Potter, de J. K. Rowling. ¿Pueden el relato extraño, el relato fantástico y el relato maravilloso coincidir en una sola obra de largo aliento sin desmoronarse después de las primeras páginas?, ¿Pueden, además, incluir elementos mitológicos, esotéricos, históricos, religiosos, referencias contemporáneas, el camino del héroe, desarrollo de personajes, borrasca adolescente, reflexiones sobre el poder y además ser lo suficientemente atractivos para que una generación de analfabetas se acerque a la lectura? Rowling pensó que sí, bendita sea.

disfruta el sueño...

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