Indisciplina podcast

30 años, 30 discos (26 a 30)

Inicio un proyecto con motivo de mi tercer piso en un mes. Más detalles después.

26. Café Tacvba, Reves/Yo Soy (1999, Warner): Actualmente no soporto a Café Tacvba. Desde el Cuatro caminos a la fecha me parece que ya no son lo que eran. Ahora lo veo a la distancia y creo que ellos siempre se han mantenido fieles a su forma muy particular de hacer música. Aún así ya no me gustan. Me aburren, han comenzado a repetirse y no tienen nada para sorprender. Pero el panorama no era así en el 94 con el fabuloso Re, ni en el 96 con su Avalancha de éxitos. Revés/Yo soy de algún modo conjuntaba lo mejor de la banda en una cresta. Todo lo que ha venido después es pura caída. Cuando salió a la venta allá por el 99 algunos decían que era el mejor disco del año, no sólo en Mx sino en otros países ¿Apoco sí? pues vamos a comprarlo.
Y lo compré, y no una sino dos veces, porque en aquella época yo estaba clavadísimo con el rock en español, uf, de sólo acordarme... Había comprado Memoria del porvenir de Radio Futura, Fobia On ice, y el Mostros de La Maldita Vecindad, y uno de la Gusana Ciega que grabaron en New York City y otro de Zurdok, el canónico, y así. Total que en aquel periodo (ahora no sé cómo hacía para comprar discos originales a cada rato) acostumbraba cargar esos doce discos como mis doce apóstoles de bolsillo (creo que entre ellos iban también esos de 10 años de rock en tu idioma, el tributo a José Bosé, y uno de la historia de Caifanes, sí, Caifanes, en aquel tiempo trataba de forzarme para que me gustaran, si le gustan a todo mundo, pensaba, pero a mí nomás nunca, por la voz mierda de Saúl y por sus letras pendejas, que engañaban a los que se dejaban diciendo que eran poéticas -mis bolas-).
Sí, los doce apóstoles viajaban conmigo en una fundita de CDs originales, hasta que un día me llevaron a huevo al cine a ver la película de Pokemon en la que Mew se agarraba a chingadazos con Mew-two, mi hermanita era fan de esa cosa. Total que me quedo dormido de lo interesante que estaba la película. Me desperté en los créditos y salimos del cine. Cuando quise poner uno de esos discos en el autoestereo de mi padre, oh sorpresa, la funda con los doce apóstoles no estaba en mi bolsillo y yo a la fecha maldigo esa suerte.
Algunos discos los volví comprar, algunos no. Pero el Revés/Yo soy claro que sí, pues me había encantado. Y es que yo nunca había escuchado un disco en español mejor que ése (con excepción quizá de Hombre sintetizador o El fuego de la noche). Cuando entré a la carrera me clavé como muchos en el psicoanálisis freudeano y las canciones de Yo soy tenían eso, una se llamaba "El padre", otra "Dos niños", otra más "La muerte chiquita" pero ahí no paraba la cosa, no, los eternos temas del tiempo cíclico, la muerte, el universo, estaban ahí (sumados a unos acordes que las hacían particularmente difíciles de ejecutar con mi ejemplar de Guitarra Fácil dedicado a Café Tacvba) y todos esos temas que reflejaban las crisis particularmente azotadas de mi adolescencia. No era lo único también estaba la parte experimental, el disco instrumental que conjuntaba lo mejor de un montón de vanguardias y que prefiguraría el sonido maduro de lo que hoy toca Austin TV. Intelecto, símbolo, juego, emoción, todo junto y en un disco con un diseño muy mono.
En aquel tiempo también me sentía sólo, era un paria, acababa de escapar de casa con mis hermanas a cuestas, y empezaba a vivir con mi abuelo. Por las noches me quedaba largo rato despierto, acostado en la cama, con las luces apagadas y entonces ponía este disco y todo cobraba un poco de sentido.
Unos años después tuve un amigo, casi un hermano mayor a quien intenté convencer de que Café Tacvba era muy buen grupo, fue una empresa perdida. Recuerdo que le presté el disco, la edición especial 2 en 1, para que lo escuchara y se convirtiera a tacvbismo. Luego vinieron una serie de problemas con él, empezó a cortejar a mi chica rompiendo la regla sagrada de los hermanos. Como me alejé de él se quedó el disco de Café Tacvba, nuca se lo pedí de vuelta. A veces me pongo a elucubrar en qué parte de su estante se encontrará mi disco, supongo que debe estar enmedio de algún álbum de Sara Brightman y del Compay Segundo, en un nicho dedicado a la adult oriented music, ahí, solitario, descontextualizado y lleno de polvo. También dejé pendiente en su casa una partida de ajedrez, estoy seguro de que eso también se me acumulará en el karma.


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27. The Strokes, Is This It (2001, RCA): Mentiría si dijera que yo fui uno de esos mamones que escucharon Is This It en 2001 y dijeron que eran los salvadores del rock, la cosa más original en los últimos 10 años, la mejor banda de la década.
Pero mentiría también si dijera que fui de los otros mamones, esos que dijeron que no eran la gran cosa, que eran unos farsantes. Ambos tienen algo de razón. Personalmente y como dije alguna vez, los herederos de Television y otras bandas setenteras llegaron a la escena del rock con 30 años de retraso. Nadie los esperaba, nadie los necesitaba y nadie los necesita, su valor e importancia fueron coyunturales, no musicales. Tampoco representan una corriente o estilo que se haya hecho indispensable para alguna de las tribus urbanas que llenaron la primera década del siglo XXI. ¿Entonces cuál es su encanto? simplemente que hacen buena música, ni virtuosa, ni muy emocional, pegajosa sí, divertida, de repente melodramática. Escucharlos pone de buenas, el disco es excelente. Los exagerados de la NME, dados como son a las excentricidades y a la provocación sin sentido, consideran este disco como el mejor de la década, no sé si lo sea pero sí debería estar entre los primeros 10. La primea vez que lo escuché me pareció que repetían la misma canción una y otra vez (todavía hoy tengo problemas para distinguir entre "Soma", "Barely Legal" y "Hard to Explain"), pero en cada escucha me pareció un buen disco, disfrutable. Prefiero desentenderme, pues, de la polémica en torno a ellos. Sus siguientes discos no me han gustado casi nada. Pero este lo escucho y lo escucho y me sigue prendiendo. But, I'll try my luck with you / This life is on my side / Well, I am your one? / "Believe me, this is a chance" oh oh... Tómalo o déjalo. Yo lo tomé, creo.


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28. Rovo, Condor (2006, Wonderground): hace dos años dije que Nuou era el mejor disco de Rovo hasta la fecha, el mejor disco de música instrumental de la década. En segundo lugar estaba otro disco de Rovo, Condor. A dos años de esas declaraciones creo que podría invertirlos, y es que Condor ha pasado a formar parte integral de mi educación sentimental mientras que Nuou no ha pasado de formar parte de la alarma de mi celular. Musicalmente Nuou es superior, pero hey, esto no es crítica sino melodrama puro.
Antes que nada hay que aclarar que Condor sólo tiene tres melodías, la primera, "Aires", dura 19 minutos; la segunda, "N'popo", 12; y la tercera, "Land" (que suena mientras escribo esto), 24 minutos. Este disco me saca algunas lágrimas y como no cantan el mérito es todo de la música. "Aires" fue la primera canción que escuché de Rovo y me dio algo de risa al principio porque hay una parte en la cual el violín eléctrico suena casi acústico y toca un como sampler de "Perfidia": Mu-jeer, si puedes tu con Dios haablaaar..., pero instro, tal como la versión de Café Tacvba (y no me sorprendería que los Rovos hubieran hecho variaciones sobre ella), desde ahí es un clásico. Sin embargo no es eso lo importante sino que después de las variaciones medio guapachosas el violín empieza a crecer y a crecer hasta romperte la madre, para esto ya estamos en el minuto 9. La siguiente rola es juguetona, se llama "N'popo" y todas las secciones parecen un intento por reproducir la sonoridad de esa palabra. Más o menos a la mitad entramos a una parte ambiental que se prolonga hasta dos minutos después de empezar el tercer track. Entonces empieza "Land". Pero empecemos por el principio:
¿Qué mierda es el postrock? Bueno, según la wikipedia es un género que combina la música ambient, el jazz y otros estilos ajenos al rock, pero con instrumentos de rock, suele ser instrumental y muy luminoso.
¿Cómo mierdas empecé a escuchar eso? Por culpa de mi amigo Poncho (él ha tenido la culpa de muchas cosas).
¿Por qué me gustó? Precisamente por ser instrumental, las canciones cantadas me habían aburrido y el momento de mi vida por el cual pasaba prefería algo que no me hiciera pensar en términos verbales, sino emocionales, y la música instrumental funcionaba para ese propósito.
¿Cuando empecé y cuando lo dejé? El postrock en mi vida tiene contornos precisos: 2007-2008. El primer disco que escuché fue Antennas to Heaven de Goodsped You Black Emperor y el último fue Nuou de Rovo. En medio de eso hay como 10 gigabytes de discos instrumentales que ahora tengo arrumbados en un disco duro y que muy probablemente sean sometidos a una purga.
¿Y Rovo, de dónde salió? Conocí a Rovo en siren sounds, un blog especializado, y me gustó mucho, ya era 2008, yo estaba recién casado y me llamó la atención aquel estilo cercano al krautrock porque tenía un aire feliz que no tenía el resto de la música que escuchaba por entonces y era justamente esa alegría lo que necesitaba tras un año de turbulencia emocional enmarcados por un compromiso roto, una boda secreta y una femme fatale que me acosaba hasta en este blog.
No creo que las palabras sean suficientes para hacer justicia a la grandeza de "Land", y aún de poder comunicarlo dudo hacerlos experimentar lo que siento yo, esto lo creo no por mamón sino porque se tuvieron que juntar una serie de circunstancias específicas para que cada vez que la canción aparece en el random de mi tracklist yo me decida a perder 45 minutos de mi vida escuchándola dos veces. Pero intentemoslo:
"Land" es una pieza de 23 minutos que parte de una melodía simple guiada por el violín, la melodía se repite una y otra vez con la diferencia de que en cada nuevo inicio el tempo se acelera, casi al final de la melodía la velocidad es tan enloquecida que prácticamente es imposible de seguir. Tiene en su contra el hecho de que es la misma melodía, y se repite y se repite y se repite cada vez más rápido, con variaciones mínimas; esto es capaz de aburrir a muchos, a mí no, pero pasemos a enumerar las circunstancias: me gusta el postrock, me gusta el jazz, me gusta "Echoes" de Pink Floyd, me gusta el krautrock, me gusta el trance, me gusta el minimalismo a lo Phillip Glass (aunque no me guste Phillip Glass), me gusta el drumming a lo Steve Raich, me gusta el spacerock, me gustan los soundtracks de videojuegos, me gusta la música japonesa, me gusta la estridencia aguda, me gusta la arritmia. Hasta aquí nada del otro mundo. Pero... he hecho el amor con este disco puesto, le gusta a mi perro y lo baila los sábados, prácticamente me aprendí las rolas cuando empecé a viajar a Ecatepec, fue la primera banda que metí a mi celular cuando lo compré.
Al final de la melodía, en el último esfuerzo de velocidad suicida de los virtuosos músicos, el sintetizador
comienza a hacer un sonido que asemeja el de una nave espacial que desciende de entre las nubes hacia una vasta planicie en pleno día. Hace frío, sopla el viento en la cara, las aves vuelan junto a la nave, se pueden escuchar sus trinos, y uno sobrevuela el cielo a toda velocidad. La nave nunca aterriza, esa es la mayor virtud de la pieza. Es un eterno mantenerse en ese aterrizaje, contemplando una tierra nueva, llena de promesas y de esperanzas, lo que siga no es importante, hemos sido exiliados en ella y debemos rehacer nuestra vida. Esta melodía, entonces es lo que debería oírse mientras la esperanza llena nuestro pecho. Es la esperanza misma en la tierra y en uno mismo convertida en música.


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29. Jane's Adiction, Nothing's Shocking (1988, Warner): Nunca me gustó el grunge, me gustaba Pearl Jam (el primer Pearl Jam, desde Ten hasta Binaural, no la caricatura en la que se ha convertido en esta década), nunca me gustó Soundgarden, nunca me gustó alice in Chains, nunca me gustó Nirvana, es más, me caga Nirvana, me aburre, me hace bostezar, todo es ruido a lo pendejo o cursilería, o cursilería ruidosa, no me conmueve ni la puta sobredosis de Kurt Cobain, ni su fea esposa, ni nadita de nada.
Nadie tiene la culpa de esto, simplemente no escuchaba rock en mi pubertad y la mayoría de bandas populares de mi época eran del gusto de un montón de higaditos (y por regla yo no escuchaba lo mismo que los higaditos). Yo no, yo escuchaba alalalalong y arrintintintin y Scatman y esas pendejadas, tenía 12 ó 13 años. Obviamente esa musiquita insufrible que escuchaba casi a huevo con mis compañeros de escuela tampoco movían nada en mi interior. La mía era una vida sin grunge y sin dance, pero no era una vida vacía. La música que realmente me emocionaba no se tocaba en la radio, o bueno, sí, en Opus 94 y en Radio UNAM.
Le puse atención a una canción de grunge por primera vez cuando vi un video de Pearl Jam a los 15 años, acababa de mudarme a un departamento y los inquilinos anteriores tenían cable, así que a mi padre se le hizo fácil seguir pagando el cable. Era la primera vez en mi vida que veía Mtv y el primer video que vi fue uno de Pearl Jam , una animación de Todd McFarlane, ¿Qué? ¿que Pearl Jam no es grunge, que es hard rock? mta. Bueno, como iba diciendo, no me gusta el grunge y por lo mismo me llama mucho la atención que algunos de los que son mis grupos preferidos hayan influenciado a los músicos que hacen música que no me mueve un ápice. Los Pixies y Sonic Youth, por ejemplo, los amo y e influenciaron al grunge.
Los otros son Jane's Addiction. Los escuché por ahí de 1999, años después de las anécdotas antes referidas. Una amiga muy querida venía oyendo "Idiot's rule" en su autoestereo y a mí me parecía un coro de niños cantores enojados. Compré el disco en la fayuca, muy mono, unas siamesas enseñando las chichis y con la cabeza incendiada. A la fecha escucho el disco, sus influencias de jazz, los gritos ("Ocean Size" rules, a huevo, y "Pigs in Zen"), los guitarrazos; y mientras el disco crece cada vez más en mi corazón crece también una puta duda existencial que no comprendo por ningún lado:
¿Cómo este discazo pudo influenciar al grunge? Puedo culpar a Perry Farrell por inventar el Lollapalooza, o a la época, cuando la palabra alternativo se aplicaba prácticamente a cualquier cosa (sí, tal como ahora se usa la palabra indie) no sé, a pesar de ser del 89 el disco suena noventero, adelantado a su época, ¿Será eso?, no sé, el mundo del rock aún tiene algunos misterios y sin lugar a dudas, a pesar de que discos como estos iluminan nuestra vida, sigue siendo el gruge para higaditos la música más importante de los noventa según los historiadores del rock (los idiotas mandan).


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30. King Crimson, Larks' Tongues in Aspic (1973, Island): Para bien y para mal debo mi educación musical a una sola revista especializada, La Mosca, concretamente entre los años 2000 y 2005. Antes de llegar a ella leía la revista Switch (que ahora me da pena ajena) y otras que ya no recuerdo ni su nombre. Al leer por primera vez La Mosca quedé apantallado. Puedo decir que fue gracias a ella que pude adquirir una mentalidad crítica en la música y un oído atento a las influencias tradicionales en los grupos nuevos. De algún modo esa misma actitud hacia la música la conservo ahora que dedico mi vida a otras actividades, practico esa mentalidad crítica en mi quehacer docente, en mis estudios de filosofía y sobre todo en mis estudios de literatura. Hay una estructura básica subyacente que tiende a orientar nuestra atención y comprensión en actividades más complejas y La Mosca me aportó esa estructura básica.
Obviamente huí de la revista cuando me percaté de que mucho de lo que decían los articulistas, a pesar de ser cierto, tendía a permanecer siempre inmóvil. Para todo los Beatles y sus influencias y la psicodelia sesentera, y el blues y el rock progresivo y el "Hoochie coochie man". La música de repente se reducía a eso. Y así formaron a una generación de melómanos, una generación para quienes los estilos y géneros posteriores (los que para nosotros son "nuevos") no eran más que la pálida imitación de los Beatles, Hendrix o Zepellin. Y no lo critico, era congruente, la mayoría de los articulistas eran cuarentones con exquisitos gustos musicales, pero con una manera de ser ya definida.
A King Crimson lo conocí en un especial de la revista Switch, los 100 mejores discos de la década o algo así, recomendaban In the Court of the Crimson King,  discazo, papá del progresivo y del metal, rock matemático, pero yo no lo escuché. Al año siguiente (2001, creo) aparece en La Mosca un especial con la discografía del Rey Carmesí y sus periodos, entonces apenas se empezaba a masificar el uso del mp3 y yo me compré una discografía de tres cds que traía desde el primero hasta el Construktion of Light y un montonal de conciertos. Me gustaron todos, obviamente, unos más que otros. In the Court más que Islands o Lizard, Beat más que Discipline y Larks' Tongues in Aspic más que todos.
El disco inauguraba el "nuevo estilo" de King Crimson, el uso de instrumentos alternos como el violín o el tambor parlante, aunque guardaba relación con el estilo anterior del grupo. La primera melodía y la última "Larks' Tongues in Aspic" partes 1 y 2 eran una iniciación al metal. Luego venían las dos tranquilas "Book of Saturday" y "Exiles", esta última me emocionaba mucho y aún hoy me emociona, iniciaba con un largo preludio en el cual no pasaba nada y de pronto rompía el silencio con la incursión de la sección rítmica, un arpegio y una sección de cuerdas, pero a los pocos segundos la canción se apagaba, tras una nueva sección de cuerdas el ritmo era retomado hasta el final, con una emotiva sección instrumental que cerraba la pieza. Escucharla era estremecedor de principio a fin. A continuación venía "Easy Money", con una larga sección instrumental intermedia que irremediablemente me recuerda a otros dos clásicos de la época: a Dark Side of the Moon por la estructura y el tema; y a Ziggy Stardust por el ritmo.
Larks' Tongues salió a la venta un día antes de Dark Side of the Moon, un día, desconozco las implicaciones de esto pero me sigue pareciendo un hecho decisivo más que fortuito, una forma de equilibrio cósmico, como cuando analizamos las fechas de lanzamiento de Nevermind de Nirvana y Ten de Pearl Jam y resulta que Ten salió a la venta un mes antes. Claro que las condiciones que determinan la grandeza de una obra no dependen sólo de su tiempo o su anticipación, pero siempre será interesante mencionarlo. Luego venía "Talking Drum", una danza tribal cuyo volumen iba subiendo como en un interminable fade in hasta cerrar enmedio de la estridencia absoluta y el alarido del violín. Sin darte ningún descanso Iniciaba "Larks' Tongues in Aspic part 2", una pieza mesurada y matemática con la cual cerraba el álbum.
Escuché este disco una y otra vez sobre todo en 2002, cuando mi ánimo y mis amistades eran todas progresivas o metaleras. Fue este disco además el que me ayudó a perderle el prejuicio al metal y sobre todo a la música experimental que, en aquella época, para mí no era sino simplemente rarita y ruidosa. Hail King Crimson.


(continurá...)

disfruta el sueño...

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