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Bacon posmoderno

Va de nuevo. Esta vez mi materia de Postmodernidad me encargó un análisis de arte idem. Necio como soy me aventé un ensayito (académico, de una vez aclaro, y lo subo también antes de que me lo califiquen los tutores) de la pintura que engalana el título de esta bitácora. En él trato de convencer a todos (en particular a mí mismo) de que Francis Bacon hacía pinturas que se podrían calificar de postmodernistas. El ensayo lo logra (con citas, paráfrasis y algunas categorías hermenéuticas uno puede argumentar prácticamente lo que sea); yo no estoy del todo convencido, pero tampoco estoy tan escéptico. Sin más preámbulos:

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Postmodernidad en el mundo de las artes plásticas.

Análisis de obra: Tres estudios para una crucifixión, de Francis Bacon.

27 de marzo de 2011.





Ficha técnica: Bacon, F. (1962, marzo). Tres estudios para una crucifixión. Óleo y arena sobre lienzo, tres paneles (198.1 x 144.8 cm cada uno). Guggenheim Museum, New York.

El tríptico Tres estudios para una crucifixión (1962) es una crítica que une un discurso de representación del dolor con otro, aparentemente antagónico, de exaltación de la razón (Gordillo, 2007:128). “Somos carne, esqueletos potenciales” nos dice Bacon (Spector:¶3), esto es: la condición humana contenida en tres cuadros.

Entre las tendencias del arte postmoderno se mencionan parcialmente las siguientes: a) fin de la utopía, contextualismo y moralidad autónoma (Berciano, 1998:32-36); b) muerte de la razón, deconstrucción, arte como pretensión de lo absoluto y pensamiento de lo irrepresentable, negación de la realidad en respuesta a la carencia de sentido de la sociedad, aceptación de la pérdida de los valores, integración de lo difuso y lo disperso (Wellmer, 1993:103-133); c) lenguaje como emancipación de lo biológico, visión del sujeto como ser disperso y consumista, dialéctica entre pluralidad y otredad, tratamiento de lo humano fuera del humanismo, objetivación y alienación del sujeto, cuerpo como identidad material capaz de transformarse mientras transforma (Eagleton, 1997:109-135) y como espacio donde se ejerce la represión del yo y del deseo (Harvey, 1998:237). Estas características se hallan presentes en la obra.

Abordada por artistas como Picasso, la crucifixión comunica el sufrimiento universal y el dolor individual (Spector:2). Bacon presenta un tríptico donde la carne protagonista es zaherida hasta lo inconcebible. El cuerpo, sumido en un presente constante, deja de ser y se vuelve una manera de ser (Deleuze, 1969:9), aparece como objeto mutilado (Vázquez, 2006:2), como último reducto del yo, escindido y deforme, donde la carne se desacraliza y la identidad se dispersa (2006:3-5); la tensión entre estructura (huesos) y materia (carne), en la que el grito mudo separa la voz del cuerpo dejando sólo una pulpa humana, vuelve indescirnible al hombre del animal (Deleuze, 1996, citado en Tudela, 2005:5).

De forma ambigua, el cuadro presenta en su estructura una lucha por la estabilidad. Este choque de fuerzas entre racionalismo y organicismo destroza al sujeto, sumiéndolo en una soledad donde el otro (cadáver, animal) forma parte de sí mismo; lo que lleva a la angustia de no poder evitar la propia desintegración (Vázquez, 2006:4-11), porque el cuerpo no se contiene en la carne mutilada, abarca el lienzo completo: los espacios rojos pasan a formar parte de una totalidad entrópica donde no hay representaciones, únicamente disgregación (Tudela, 2005:10-11).

Así, racionalidad y dolor se unen en un discurso que no debe confundirnos en su aparente sadismo, porque Tres estudios... es también una exaltación vital, en nombre de una vida más intensa y libre (Deleuze, 1996, citado en Tudela, 2005:18).


Bibliografía:

Bacon, F. (1962, marzo). Tres estudios para una crucifixión (Three Studies for a Crucifixion). Óleo y arena sobre lienzo, tres paneles (198.1 x 144.8 cm cada uno). New York, Estados Unidos: Museo Guggenheim.

Berciano Villalibre, M. (1998) Debate en torno a la posmodernidad. Madrid, España: Síntesis.

Deleuze, G. (1969). La lógica del sentido. Santiago, Chile: Universidad Arcis. Escuela de Filosofía. Recuperado el 23 de marzo de 2011 de:

http://www.philosophia.cl/biblioteca/Deleuze/L%F3gica%20del%20sentido.pdf

Eagleton, T. (1997). Las ilusiones del posmodernismo. Buenos Aires, Argentina: Paidós.

Gordillo, L. (2007, julio). “Estudios para una crucifixión”. En Descubrir el arte. Las 100 mejores obras de todos los tiempos [Edición especial, pp. 106, 128].

Harvey, D. (1998). La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.

Spector, Nancy. "Francis Bacon". Recuperado el 25 de marzo de 2011 de: http://www.guggenheim.org/new-york/collections/collection-online/show-full/piece/?search=Three%20Studies%20for%20a%20Crucifixion&page=&f=Title&object=64.1700

Tudela Sancho, A (2005, enero). "Gilles Deleuze y el tacto en pintura: El grito tangible de Francis Bacon". En Revista de Filosofía (2005, enero, vol.23, no.49, p.49-75). Maracaibo, Venezuela. Recuperado el 23 de marzo de 2011 de: http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0798-11712005000100003&lng=es&nrm=iso

Vázquez Rocca, A. (2006). "Francis Bacon; la deriva del yo y el desgarro de la carne". En Enfocarte (pp. 151-165). Madrid, España. Recuperado el 23 de marzo de 2011 de: http://red.enfocarte.com/File/Enfocarte%20PDF/avrocca_bacon.pdf

Wellmer, A. (1993). “La dialéctica de modernidad y posmodernidad”. En Pico, J. (Editor) (1994). Modernidad y posmodernidad (pp. 103-140). Madrid, España: Alianza Editorial.




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Comentarios

  1. No es por presumir pero saqué el mero 10 en este trabajo (Aunque yo sigo sin estar del todo convencido, ¿pos quién mentiende?).

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