Indisciplina podcast

divagaciones sobre el día de San Francisco

1) Hoy, hace un año, murió mi suegro. Más tarde asistiré a su misa y entonces me viene a la mente que el pasado 25 de septiembre se cumplieron también 12 años de la muerte de mi abuela Mercedes; y bueno, quizá soy un despistado, pero creo que este año no fui invitado a la misa que año con año se hace en su memoria. Mi familia siempre me ha considerado ateo, yo mismo me considero católico, aunque le doy más peso a mi fe que a mi religión, quizá por eso para ellos soy ateo, esta religiosidad personal me ha ganado el desprecio de mis cercanos católicos, quienes me tildan de tibio, y mis amigos ateos, a quienes les parece absurdo que yo crea en fuerzas superiores. Bien o mal no lo sé, pero eso soy.

2) El año pasado avisamos a Mexicali, a los padres de mi suegro, que su hijo había partido. Cuando en noviembre fuimos a tirar sus cenizas al mar de Ensenada, toda la familia nos dijo que era curioso que hubiera muerto la noche de San Francisco. No, les dijimos, murió la madrugada del 5, luego comprendimos que por una diferencia de usos de horario de apenas dos horas, para ellos murió al finalizar el 4 de octubre.

3) Ayer fue el día de San Francisco, en Pachuca la sabemos porque es nuestra fiesta patronal; para mí es como si el día de San Francisco fuera hoy. Ayer no llovió (esto es casi tradición, pocos han sido los octubres que no llueve este día) quizá hoy sí, o quizá no, de lo que estoy seguro es de que lo más probable es que si llueve o no, será por mi causa (aunque en la realidad no lo sea), y eso es una responsabilidad enorme.

4) Liliana, nuestra gatita, tiene 17 o 18 años, ha tenido una vida plena, es la matriarca de mi hogar, la que manda, la que se acerca a nosotros cuando estamos tristes y nos muerde hasta agujerarnos las manos como diciendo "hey, cálmate, aquí está tu madre y te está cuidando". De unos meses a la fecha al menos una vez a la semana estornuda sangre, en las sábanas, en las cobijas, en el piso, donde sea. La situación se ha vuelto pesada, por el miedo, por los veterinarios, por las medicinas. Está muriendo. El día de ayer, día de San Francisco, con toda la "vocación humanitaria" de la que somos capaces los seres humanos, llamamos a un veterinario para sacrificarla. De algún modo, Liliana adivinó nuestras intenciones y con las fuerzas que le quedaban, por primera vez en años, escapó de la casa, bueno, no llegó lejos, la alcanzamos justo cuando subía la reja y la metimos a la casa. El veterinario nos dejó tres dosis de anestésicos e instrucciones precisas para una eutanasia.

5) Por la tarde nos preguntamos si hacíamos bien en dejar que nuestra matriarca fuera devorada por el tiempo, según su propio instinto de conservación; porque hay veces que hasta una caricia le lastima; pero quizá en su interior vio nuestra dilema y supo que nuestra conciencia no iba a soportar que la asesináramos, ella lo sabe, "una matriarca siempre sabe", así que la dejamos ahí, esperando que su lento deterioro y su desenlace ocurran por sí mismos y no sean muy dolorosos. Quizá sea lo que ella desea. Me parece que uno y sólo uno tiene derecho a decidir su muerte, nadie más ¿Y quiénes somos nosotros para decidir el momento en que el otro (persona o animal) debe morir?

Comentarios

  1. nosotros no somos nadies para decidir a algin si VIVE o MUERE..! Solo dios lo save y el lo decide..!

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