voz perdida

Leyendo Traducción a lengua extraña de Luis Jorge Boone, me encuentro con un mundo nuevo en la poesía, esto no es particularmente destacado gracias al hecho de que en poesía siempre me encuentro mundos nuevos, nuevísimos, me pasó en su momento con la poesía de José Emilio y Paz, me pasó con Bonifaz y Lizalde y más recientemente, con Diego José (los oficios de la transparencia), Mario Bojórquez (el deseo postergado) y Jorge Fernández Granados (los hábitos de la ceniza).
Esto no me pasa con la prosa.
Pero en la poesía, tomando en cuenta que nunca ha sido mi fuerte, me emociono de tal manera con los cantos de cada poeta, los cantos nuevos (y los cantos nuevos no son "canto nuevo"), o más bien ese afán de reinterpretar y reconstruir las palabras, que se me revela un mundo.
Hace algunos años intenté participar en el premio nacional de poesía Elías Nandino y me detuve ante la "crítica" de una persona que sabe mucho de noticias y política pero prácticamente nada de literatura, "tú no eres poeta, tú no tienes nada que hacer en ese concurso" dijo y tenía razón, lo sé ahora que releo el poemario que tenía listo para enviar.
El punto aquí no es mi “incompetencia” poética (por todos conocida) sino una revelación triste: a pesar de toda ese desconocimiento de la historia de la poesía, de las vanguardias, a pesar de mi estilo anticuado, de la métrica y rimas forzadas, a pesar de todas las deficiencias técnicas de aquella época, contaba con algo que a fuerza de influenciarme de estilos y preceptivas, hoy he perdido: mis cantos eran honestos.

Callé mi voz
al buscar un poema falso o al menos ajeno.
Hoy intento cantar de nuevo
y no sé si tenga sensibilidad para escucharme.

Busco nuevamente lo que dejé perdido en algún lugar de los talleres de Teresa Day, de Carmen Ross, de Virgilio Guzmán y Martha Miranda.
Quizá Boone me esté dejando una enseñanza de poética que ni siquiera él imagina, y no la deja en sus intrincamientos verbales, ni en esa lucidez que a veces da miedo, no, Boone me está recordando (precisamente con el libro que ganó el premio Elías Nandino) que hay muchas maneras de construir con la materia verbal, con el logos que nace en cada persona.

disfruta el sueño...