Indisciplina podcast

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Días después tengo una pesadilla, seguro me muevo en la cama desesperado y pataleo y ladro frases sin sentido. Entonces me despierto y grito desesperado el nombre de la Alquimista, a quien anhelo cada noche como si fuera la muerte. Mi grito seguro inunda el barrio a oscuras, atraviesa el adobe, la madera y los techos de lámina, despierta a los vecinos. Merlina-chan está despierta, en vela, preocupada por mis pesadillas, escucho que contiene su llanto, escucho las cuentas del rosario que chocan entre sus dedos. Me quedo sentado en la cama, contemplo el mosquitero y siento el calor que se cuela por sus rendijas, tomo un cigarro y el destello del cerillo al encenderse me deja unos segundos frente a su mirada sombría, fija en mí, una mirada que ignoro qué signifique, porque bajo los ojos y doy la primer bocanada. La noche pasa muy despacio.

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