signos de decadencia

De pronto me sorprendí sentado en el borde de mi cama cruzando la pierna derecha sobre la izquierda, comprobando si la cadera realmente se ensanchaba para paliar los dolores de la siática en estas temporadas de frío... por un momento casi agradezco a Alejandro Maldonado y sus sermones matutinos para mejorar la vida cada mañana... su filosofía, su dvd con clases de yoga...

Cuando me di cuenta acababa de enviar un mensaje de texto a col tivi, desvelado, pensando “claro, tengo la respuesta, son 52 triángulos, puedo ganarme los 5000 pesos” y vanamente esperé a que llamaran a mi teléfono a las dos de la madrugada.

Sin percatarme del movimiento rítmico de mis piernas perdí toda la intolerancia que me caracterizó antaño, yo cantaba tranquilamente “buenos días señores/ cómo están ustedes/ chinguen a su madre/ hombres y mujeres/ vamos a bailar hey, vamos a bailar/ el mono de alambre...” y cantaba “vengo a decirle a la que no me supo amar / que chingue a su madre...” mietras elogiaba el virtuosismo del acordeonista...

Y entonces me encontraba bailando canciones de caballo dorado, tarareando el último jit de los super lamas, de cañaveral, de la sonora de margarita... participando en un concurso de karaoke, hablando de buena actitud laboral, de emprendurismo, de autoconceptos y autoestima, de inteligencia emocional, de responsabilidad laboral... ofreciendo el discurso familiar en navidad en representación de los nietos, y mi familia lloraba con mi elocuencia, con mi optimismo trágico, con mi pequeño Sócrates de bolsillo...

odio esta tolerancia a la que me lleva la adultez, odio esta madurez a fuego lento, me extraño, me desconozco, me formo nuevamente desde el interior y saludo desde la lejanía mis días egoístas... Signos de decadencia... he perdido todo lo que era... sin duda mi adolescencia ha muerto...


disfruta el sueño...