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vórtice político

En estos meses he cometido la incongruencia al hablar de cuestiones políticas en un blog que se presume literario, pero los caminos de las letras son caprichosos y a veces somos un instrumento de la palabra y no sus creadores (cualquiera que me haga burla por platónico, que se vaya al diablo) y a veces la política es un vórtice que irremediablemente te arrastra a especular sobre él.

Conozco un misántropo que prácticmente escribió antes que yo lo que lo que originalmente iba a decir esta entrada, así que en lugar de repetirlo los dejaré leyendo
sus palabras.

La política no me parecía importante un par de semanas antes de la elección, la concebía como una parábola en la que una sucesión de cerdos corrían una carrera de relevos australianos, pasándose el cetro justo cuando se están revolcando en la pocilga (una variación sería una carrera de máscaras que luchan por posarse sobre el mismo puerco, pero eso ya lo dije en otra parte)... De hecho la política sí tiene esos elemento aunque no son metafóricos sino literales, pero es el ingrediente democrático el que hace la diferencia: las personas que ponen a los cerdos a correr.

¿Sería lógico que los marranos compraran al comentarista para que narrara lo que ellos quieren, que estupidizaran a las personas para que los elijan, o llenen al público de miedo para que uno de los cochinos no se revuelque en el lodazal?

Los caminos del progreso (el progreso, ese cliché) son más tortuosos cuanto más a cabalidad se comprende su significado, a riesgo de repetir lo expresado por por Don Meza, creo que una parte del progreso que debemos comprender los mexicanos antes de salir como ratas ante el flautista a apoyar a alguno de los cerdos, es precisamente que somos libres de elegir, que somos libres de tener convicciones, como lo somos de llenar de palabras huecas los weblogs.

Comprender que, si los cerdos están paciendo en su ciénaga llena de moscas, garrapatas y huesos molidos, decidiendo los destinos de 105,000,000 personas es porque ahí los pusimos.

y en cualquier momento podemos devorarlos.

Comentarios

  1. Señor, me halaga demasiado que usted en su condición de santo me brinde estos espacios, le agradezco mucho, aun cuando no sé qué tan buena idea sea propagar las bizarras ideas de una mente debrayada y deschavetada como la mia!!!Saludos!!

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