pruebas materiales de la existencia de un Ser Supremo

He leido la Torá de Moises, las intrépidas revelaciones de Henoc, los sesudos tratados filosóficos de Salomón, los bellos Salmos de David, las ingeniosas invenciones de Pablo, las terribles tribulaciones del Carpintero esenio, los inspirados textos de Juan.

Por mis manos han pasado los eruditos comentarios de Orígenes, Clemente, Metodio de Filipi, Minucio Félix, Comodiano y Ambrosio, Tertuliano, Taciano, Lactancio, Atenágoras, Justino, Julio Africano, Efraín, Jerónimo, Crisóstomo, Filastrio y San Agustín.

He sostenido pláticas trascendentes con diversos teólogos, y filósofos de esta época y de todas las demás, he conocido más de seis mil teorías diferentes, y sin embargo, hasta el día de hoy nada me ha dado pruebas más contundentes de la existencia de una Fuerza Suprema como lo es el flan, la canela y la vainilla.

La natualeza de estos regalos que la Inteligencia Soberana nos ofrece es una prueba irrefutable de que más allá de toda guerra, de toda melancolía, de todo sufrimiento y sinsentido, de todas las montañas de dinero y lujuria, persiste un Fin Último, del cual tenemos tres pruebas tangibles.

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flan

Es la más efímera entre todas las felicidades de esta tierra infertil, equiparable con la música que existe en un lugar determinado y en un momento constante, vibración que se presenta y se desvanece, el flan es igual, una cucharada, unas gotas de caramelo, un dulce sabor que culmina su existencia en el paladar y todo ha terminado.

Mi erudición en el tema me impediría destacar algún flan por encima de sus hermanos y primos: Están los de carragenina y grenetina que, además de ser fáciles de hacer, nos permiten consumir las fuerzas de la naturaleza porque nos volvemos oseófagos, devoradores de los huesos pulverizados de alguna criatura; Pero está el de fécula de maíz, dulce placer, espeso, a veces sólido, a veces delicado como una natilla, un atole; Esta el de yogurt, que es como pequeñas cuchilladas en las paredes internas de la boca, ácido como un sarcasmo, melancólico como la soledad, doloroso como la fe; Está el de huevo y leche, uno de los mejores, la leche condensada y azucarada, potenciando todas las cualidades que la madre ofrenda al hijo, en combinación con la potencia ovológica elemental, origen de toda vida, gigantesca célula que guarda en su interior el germen de la totalidad universal... generan un sabor digno de los dioses, de los reyes, de cualquier persona que aspire a la felicidad efímera.

El flan puede causar experiencias extáticas en pequeña escala, epifanías de sabor, transfiguraciones de liciosas. el más banal, inmediato y perecedero de los placeres y quizá el más inofensivo, un delicado bocado del paraiso que nos espera en la boca luego del último trance.
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canela
A ciencia cierta no puedo recordar su origen, la leyenda dice que es un árbol que se conoce desde el siglo XIII, que en Egipto, las clases sociales tomaban baños en aguas perfumadas con canela y que los Romanos fueron los primeros en utilizarla en la cocina. Antiguos europeos la condenaron, junto con otras especias, como un condimento de sabor tan fuerte y delicioso que sólo podía ser obra del demonio, y quizá sea cierto.

La canela, de toque tan profundo y delicado, en exceso puede destruir incluso el sentido del gusto, al igual que otras especias y condimentos como el ajo, la cebolla, la pimienta, el clavo y el chile, su encanto radica en el dolor que causa, porque es dolor esa sensación de delicia, uno tan delicado y enviciante que ha conquistado las cocinas mundiales, uno apto a la vida actual en que el dolor es el dogma supremo de belleza y placer, y en eso, la canela va a la vanguardia.
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y vainilla
Finalmente tenemos la prueba material definitiva de que existe una vida mejor que ésta, de que un Demiurgo nos creó y que Esa Esencia nos espera después de esta vida: La vainilla es la vaina, parecida al ejote, de una orquidea trepadora cuyas ramas, del aspecto de una liana, se aferran y trepan a los árboles, su nombre científico es Vanilla planifolia y actualmebte tiene un uso comercial. Es originaria de México y se le puede encontrar desde Veracruz hasta Belice. Desgraciadamente una moda globalizadora actual le ha dado más importancia a la "vainilla francesa" que es la misma vainilla de la misma planta pero coloreada de güera y por supuesto más cara, más artificial y paradojicamente de mayor caché, al igual que el caso de la linaza canadience o las especies animales de América que en Gringolandia son "otras".

Cuenta la leyenda que estando el sacerdote Tlacaelel de visita por las regiones totonacas, con el fin de cobrar los tributos a los que tenían sometida aquella región, llegó a su nariz un olor tan fuerte, y embriagador que le hizo perder el sentido del tiempo y el espacio, pasó aquel prodigioso hombre muchas horas sumergido en el deleite de aquel sabor que posteriormente se utilizó para mejorar el sabor de las bebidas y dulces de cacao. Actualmente la vainilla es la reina indiscutible de las especias tropicales, la mejor, la más deliciosa, la más divina.
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Aquel que haya probado un flan de vainilla con una pizca de canela estará, igual que el santo católico que esto escribe, más cerca de Dios aunque sea de forma efímera.
diosfruta el sueño...